lunes, 21 de enero de 2013

LAS FANTASÍAS SEXUALES


Las fantasías sexuales son imágenes o pensamientos que representan deseos conscientes o inconscientes, pueden reflejar un deseo sexual o provocarlo.

Se trata de un tema todavía poco estudiado y que lleva asociadas algunas connotaciones negativas. Culturalmente, como todo lo relacionado con el sexo, ha sido una cuestión tabú, algo incluso vergonzoso. Muchas personas las tilda de “malos pensamientos”, asociándolas con el pecado.

Sin embargo, la mayoría de las personas tienen fantasías sexuales, por lo que no pueden ser consideradas como algo perjudicial o negativo, simplemente forman parte de los contenidos de nuestra imaginación. Además forman parte del desarrollo psicosexual del ser humano, surgiendo entre los 11 y los 13 años. Se trata de una manifestación normal y sana de la sexualidad.

En sexología clínica resultan un instrumento muy valioso para el tratamiento de algunos problemas sexuales y/o de pareja, ya que alimentan el deseo, intensifican el disfrute pleno de la relación y facilitan una sexualidad más amplia y creativa, dan lugar a la anticipación del placer, eliminan barreras al dar permiso para vivir situaciones que, tal vez, no serían posibles en la vida real.

Existe la creencia de que son más propias de los hombres. Podría ser debido a que tal vez los hombres tengan menos inhibiciones y hablen de ello con más facilidad. Sin embargo, se dan en la misma medida en ambos sexos, no existiendo grandes diferencias en cuanto al contenido de las mismas, siendo la temática amplia y variada.

Por otro lado, el contenido de las fantasías no tiene por qué ser sólo sexual sino que se relaciona con otros muchos aspectos de la seducción, del  placer y del deseo pudiendo así versar sobre encuentros del pasado, escenarios románticos…

La educación psicosexual recibida, así como las experiencias previas y la valoración acerca del sexo que cada uno tenga tiene una gran influencia en el tipo de fantasías que puede tener cada persona. Si son valoradas como algo natural formarán parte de una vida sexual sana, mientras que si son calificadas como negativas pueden llegar a generar problemas que van desde la culpa o la vergüenza, al desarrollo de verdaderos trastornos sexuales.

Es muy importante desculpabilizar y eliminar falsas creencias:
  • Hay que distinguir la imaginación de la realidad. Tener fantasías sexuales no significa querer llevarlas a la práctica: con el pensamiento podemos experimentar cosas que no haríamos nunca en la realidad.
  •  El pensamiento y la conducta son cosas distintas. No es lo mismo pensar que hacer. Lo que puede estar permitido y resultar estimulante a nivel mental puede ser negativo si se exterioriza. 
  • Tener fantasías no significa que el amor y el deseo en la pareja haya desaparecido. Hay que recordar que el principal órgano sexual es el cerebro y las fantasías pueden ser un recurso más. 
  • Tener fantasías sexuales no conduce a la obsesión. 
  • Las fantasías durante el coito no son signo de disfunción o trastorno. Por el contario, son algo muy frecuente en las relaciones sexuales. 
  • Tener fantasías sexuales no implica una hipersexualidad sino una expresión saludable del erotismo.

Una pregunta frecuente es si se deben o no compartir las fantasías sexuales con la pareja. Lo cierto es que no hay una única respuesta y se trata de una decisión de cada uno. En algunos casos puede servir para aumentar la comunicación y la intimidad con la pareja creando juegos compartidos que pueden resultar muy estimulantes. Pero, al igual que con otros aspectos de la vida podemos mantenerlos en nuestra intimidad personal, no es necesario compartirlo todo con la pareja y, a veces, al exteriorizar las fantasías pierden su magia y el poder estimulante.

En conclusión, las fantasías sexuales ayudan al crecimiento personal y al desarrollo sexual contribuyendo así a mejorar distintos aspectos de nuestra vida. Son una fuente de posibilidades y de juego, con lo cual es sano percibirlas en positivo, como un estímulo al erotismo pero considerándolas siempre como un aspecto más.

Ahora bien, las fantasías también se pueden convertir en algo patológico cuando son la única forma de lograr excitación y sustituyen a las relaciones reales, cuando se convierten en algo obsesivo que altera la conducta y el pensamiento de la persona, cuando tratan de imponerse al otro, cuando son la única finalidad del acto sexual o cuando son intrusivas y recurrentes y generan malestar en la persona.

En estos casos, recurrir a la ayuda profesional puede ser adecuado.





Paloma Suárez Valero.
Alicia Martín Pérez.
AMP Psicólogos.

martes, 15 de enero de 2013

BUENOS PROPÓSITOS PARA LA VUELTA AL COLE


Con la llegada de las vacaciones de navidad, han llegado las notas de la primera evaluación y con ellas la primera calificación objetiva del desempeño de nuestros  hijos en el curso presente. 

En ocasiones se trata de una información que ya conocemos o nos esperamos. No se trata del primer contacto que tenemos con la situación de nuestros hijos en colegios e institutos, pues seguramente habremos tenido entrevistas con los tutores, estaremos al tanto de las notas de los exámenes, o la agenda de los niños nos habrá estado aportando mucha información. 

Sin embargo, a veces las notas nos sorprenden y nos preocupan, aparecen algunos suspensos inesperados y nos planteamos a qué se deben: ¿qué está sucediendo?, ¿cómo ha podido bajar tanto?, ¿se encontrará bien?, ¿estaremos haciendo las cosas correctamente en casa?, ¿tendrá algún problema que no me haya contado?.

Una primera reflexión puede ser: ¿por qué unos estudiantes sacan buenas notas y otros no? A lo que podríamos responder que debe diferencias de inteligencia. Sin embargo, nos encontramos con alumnos muy inteligentes que suspenden repetidamente y otros no tan brillantes que obtienen buenas calificaciones. En la actualidad, se cree que los suspensos se deben con mayor frecuencia a:
  • Problemas de falta de tiempo y dedicación a las tareas.
  • Falta de interés por el estudio. 
  • Formas de estudio inadecuadas.

Así pues, trataremos de identificar cuáles son los problemas para promover cambios que logren superarlos.

Para algunos alumnos la vida de estudiante consiste en estar matriculado en un colegio y asistir a unas clases. Pero estudiar es algo más, es aprender una serie de conocimientos ejercitando la inteligencia, la memoria, la voluntad, la capacidad de análisis, de síntesis, de relación, etc. En el diccionario encontramos que estudiar es "ejercitar el entendimiento para alcanzar o comprender una cosa".

Hablamos de fracaso escolar cuando un niño no es capaz de alcanzar el nivel de rendimiento escolar esperado para su edad y nivel académico, y dado que el único criterio para evaluar el éxito o el fracaso escolar de los niños son las calificaciones, el fracaso se traduce en suspensos, que cuando son frecuentes generan conflictos en la vida familiar y gran preocupación en los padres.

A continuación se presentan algunas sugerencias para padres interesados en ayudar a sus hijos a superar sus dificultades académicas:
  • Debemos tener en cuenta que lo fundamental es crear unos hábitos, y no tanto buscar una productividad académica, al menos al principio. Objetivo que debe plantearse como algo progresivo, por lo que se partirá de unos mínimos que se irán incrementando poco a poco a medida que el niño se haga mayor, pero siempre con el fin crear hábitos y rutinas. 
  • Es conveniente centrarse en establecer unos horarios y unas rutinas fijas, es decir, unas horas de inicio y de finalización estables y, a ser posible, todos los días igual. El niño aprende a organizarse mejor si se le presenta una  secuencia de actividades (por ejemplo, sentarse a hacer las tareas después de merendar) que siguiendo sólo las horas del reloj. 
  • Es importante tomar conciencia que el objetivo no es tanto ayudarle concretamente en las tareas, sino enseñarle a ser autónomo y que se pueda organizar solo. 
  • Se obtendrán mejores resultados si los niños se acostumbran a estudiar siempre en el mismo sitio, donde dispongan de todo el material necesario, de una mesa suficientemente amplia, iluminada y en un ambiente tranquilo y en silencio. 
  • Cuando son pequeños es aconsejable empezar acompañando y colaborando con el niño en la realización de las tareas, para paulatinamente pasar a estar simplemente presentes con una mínima supervisión. Si son pequeños el adulto puede estar realizando otras tareas pero cerca del niño. Para irse alejando hasta dejarle solo, realizando visitas a lo largo del tiempo de tareas. 
  • Reforzar al menor, no sólo cuando consigue buenas notas o cuando hace bien las cosas sino también en los intentos y esfuerzos. 
  • Para facilitar la comunicación entre los padres y la escuela, a la vez que la propia organización y planificación del niño, es conveniente que éste disponga de una agenda en la que anotar las tareas que debe hacer de cada asignatura, la fecha de entrega de los trabajos y ejercicios, y los temas que tienen que estudiar. Para que el uso de la agenda sea efectivo, el niño deberá anotar todas las indicaciones en el momento en que las realiza el profesor. 
  • Los padres deben tratar de mantenerse informados de todo lo relacionado con el centro escolar de sus hijos. No sólo en relación con las notas, sino también en lo referente a sus relaciones con compañeros o profesores. En la medida en la que el niño sienta que sus estudios son un asunto que interesa a sus padres, dará más importancia a los mismos. 
  • Es necesario que los padres enseñen a sus hijos a no desanimarse, deben explicarles que hay que ser tenaz y buscar alternativas para superar las dificultades. Es conveniente evitar transmitir mensajes negativos del tipo “eres un mal estudiante” porque pueden llegar a creerlo y bloquear su desarrollo posterior. 
  • En casos en los que la ayuda que se preste desde casa no resulte efectiva, los padres deberían acudir a un profesional que valores las causas de estas dificultades y que sepa establecer unas pautas que ayuden a mejorar la situación.

Para finalizar, es muy importante que los padres tengan presente que aunque los resultados académicos de sus hijos en la primera evaluación no sean los deseados, esto no quiere decir que la situación sea irreversible y que tengamos que asumir una situación inevitable de fracaso escolar. Siguiendo las pautas que se han planteado, o acudiendo a un especialista si desde casa resulta complejo impulsar estos cambios, podemos  conseguir que nuestros hijos vayan superando sus dificultades y obteniendo resultados cada vez más satisfactorios.

Magdalena Sáenz Valls
Alicia Martín Pérez
AMP Psicólogos Aranjuez

miércoles, 9 de enero de 2013

CLAVES PARA EL OPTIMISMO


El optimismo se define como la tendencia o capacidad para creer que uno obtendrá buenos resultados en la vida, anticipando las consecuencias positivas. Constituye un estilo cognitivo-afectivo relacionado con el modo en que un sujeto procesa la información relacionada con el futuro.
Martin Seligman, uno de los investigadores que más está aportando a la denominada Psicología Positiva, señala: “la vida causa los mismos contratiempos y las mismas tragedias tanto a optimistas como a pesimistas, pero los primeros saben afrontarlo mejor”. Además, la propia forma de enfrentarse a las circunstancias favorece formas de actuación beneficiosas para la persona, consiguiendo mayor éxito en las distintas áreas de la vida.
El optimismo favorece que la vida resulte más satisfactoria, que se aspire a objetivos vitales relevantes y que se desarrollen recursos para alcanzarlos, resulta una fuente importante de motivación, podríamos decir que tiene un efecto “inmunizador”, convirtiéndose en un elemento beneficioso de nuestra salud física y psicológica.
Las personas optimistas tienden a establecer relaciones sociales más sólidas, recibiendo y prestando ayuda cuando se necesita, promoviéndose un mayor sentimiento de pertenencia.
El pensamiento optimista se caracteriza por: recordar, con mayor frecuencia e intensidad, los acontecimientos felices del pasado, relativizando la importancia de los negativos y seleccionar la información actual de manera beneficiosa para la persona.
¿Qué nos puede ayudar a ser más optimistas?:
·   Dedicar tiempo a cultivar pensamientos agradables, buscando fórmulas que faciliten el recuerdo de acontecimientos positivos, parándonos a disfrutar de momentos agradables por pequeños que sean, dejando de lado las preocupaciones y saboreando por anticipado cualquier evento futuro que pueda resultar gratificante.

·       Identificar aquellas cosas que sabemos hacer y las repercusiones positivas que tiene nuestro comportamiento en los demás.

·       Emprender proyectos tratando de centrar nuestro pensamiento en lo que vamos a conseguir, valorando nuestras capacidades, si resulta difícil podemos preguntarle a alguien en quien confiemos, seguramente nos dará una visión más positiva de nosotros mismos que la que tenemos.

·       Tratar de buscar interpretaciones útiles que nos permitan actuar de forma adaptada.

·     Aprender a atrapar las cosas que ocurren a nuestro alrededor y que pueden aumentar nuestro nivel de satisfacción.

·     Utilizar el pensamiento de forma positiva, buscando soluciones y si le damos demasiadas vueltas a un problema, sentémonos, dediquemos un tiempo a escribir sobre ello identificando pensamientos catastrofistas y vías de solución, dejemos los pensamientos en el papel y podemos volver a ellos en los momentos de reflexión no de “rumiación”.

·      Decidir cuánto queremos dedicarle a aquellas cosas que a lo mejor no tienen demasiada importancia pero que rondan por nuestra cabeza continuamente.

·       Identificar nuestras fortalezas y ponerlas en acción.

·     Intentar buscar, todos los días y acerca de la mayoría de las situaciones, algún aspecto positivo, un aprendizaje, …

·       Si algo resulta costoso, valorar la importancia que tiene, intentar aprender aquello que necesitamos para superarlo o abandonarlo si descubrimos que no es algo relevante. Pero si algo nos importa, no nos demos por vencidos, perseveremos.

·       Generar expectativas positivas a cerca de nuestros actos sin esperar que los demás se comporten como nosotros lo haríamos.

·       Reducir las quejas, generan malestar y no ayudan a encontrar soluciones.
Propongo elegir alguna de esta estrategia y practicarla a conciencia durante una semana, ir añadiendo nuevas estrategias cada dos o tres semanas.
AMP PSICÓLGOS
Alicia Martín Pérez
Psicóloga clínica
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