lunes, 4 de febrero de 2019

MINDFULNESS


MINDFULNESS. Reflexiones y sugerencias.
            
         El Mindfulness consiste en el cultivo de la conciencia de la mente y el cuerpo para aprender a vivir en el presente. El pasado es importante puesto que supone nuestro aprendizaje y el futuro también ya que conforma la guía de nuestras acciones, pero a menudo nuestra mente se estanca en lo que nos pasó o se proyecta en lo que está por venir impidiéndonos ser conscientes de lo que verdaderamente ocurre, que es el ahora.
        La presencia atenta, la meditación, proviene de culturas milenarias y desde hace unas décadas se ha actualizado desvinculándolo de su contenido religioso, promoviendo su práctica como un medio para lograr mayor bienestar.
     John Kabat Zinn puso en marcha la Clínica de Reducción de Estrés basada en el MFN en el Centro Médico de Massachusset para tratar a pacientes resistentes a los protocolos convencionales obteniendo un gran éxito. Tanto es así, que a su trabajo le han seguido multitud de investigaciones científicas que han podido constatar los beneficios de la práctica del MFN, habiéndose desarrollado programas para el tratamiento del estrés, el dolor crónico, la prevención de recaídas en depresión, entre otros.
      No obstante, quiero señalar que su práctica no puede ser sustitutivo de la intervención psicológica o psiquiátrica en los trastornos mentales, o de la intervención médica en los orgánicos. Asimismo, es importante actuar con prevención ante determinados problemas. Es decir, la práctica de la atención plena (una de las definiciones de MFN) puede proporcionarnos grandes beneficios pero no es la solución a todos los problemas. Además, puede ser enseñada o aplicada por profesionales de distinta índole, pero es importante que se parta de una sólida formación y experiencia.
       Para conseguir los beneficios del Mindfulness se requiere una disposición a dedicar/se un tiempo a la práctica, que podemos categorizar en dos modos distintos de abordarla.
                La práctica formal: supone dedicar un tiempo concreto a lo largo del día para cultivar la atención plena, a través de la meditación, que puede centrarse en la respiración, el recorrido corporal, en pensamientos, emociones, dolor, etc. Que a medida que se van experimentando procuran una mayor autoconocimiento y regulación de nuestro estado emocional. Para ello se puede participar en talleres, recurrir a la extensa bibliografía que existe, utilizar audios,…
                La práctica informal: supone un modo de abordar nuestro día a día, más centrado en el presente, aprendiendo a gestionar mejor pensamientos y emociones anclados en el pasado o el futuro. Siendo este aspecto el que vamos abordar.
                Son muchas las ocasiones que nos ofrece cada día para ejercitar el mindfulness, pero lo más habitual es que nuestra mente funcione en piloto automático conforme estamos acostumbrados y vayamos saltando de una tarea a otra sin darnos cuenta, con nuestros pensamientos centrados en preocupaciones, en lo que tenemos que hacer o en lo que nos pasó.
Para ello proponemos que se pongan en marcha las siguientes recomendaciones:
  • ·         Dedica unos minutos, al despertar, a respirar profundamente y tomar conciencia de tu cuerpo y el espacio que te rodea.
  • ·    Advierte, mientras te duchas, si tu mente está en otro sitio, organizando o preparándose para el día. Lleva tu atención al momento presente y percibe lo mejor que puedas el olor del jabón, la sensación que produce el agua en tu cuerpo, su sonido.
  • ·      Si vives acompañado, aprovecha la oportunidad antes de salir de casa, de saludar, de hablar unos momentos dedicando toda tu atención a la persona a la que te diriges.
  • ·   En los recorridos que realices caminando, enlentece el paso unos tramos. Advierte las sensaciones de tu cuerpo, el movimiento, el contacto de tus pies con el suelo. Simplemente te llevará unos segundos más y evitarás que tu cuerpo se estrese innecesariamente. Puedes hacerlo igualmente cuando conduzcas.
  • ·        Aprovecha los semáforos en rojo para ser consciente de tu respiración, del momento presente.
  • ·         En el trabajo o en cualquier actividad que realices céntrate en lo que haces, dejando que pasen los pensamientos relacionados con otras cosas.
  • ·     Respira. Tómate un minuto en distintas ocasiones a lo largo del día para parar y llevar tu atención a la respiración.
  • ·       Elige algún día de la semana para comer solo, sin televisión, sin radio, sin música. Permítete ser consciente del sabor y la textura de los alimentos.
  • ·        Aunque lo habitual es que estemos deseando llegar a casa después de nuestra jornada laboral, en la mayoría de las ocasiones podemos permitirnos hacerlo unos minutos más tarde. No hace falta que te apresures, trata, por el contrario, de conducir o andar un poco más lento, siente tus manos al volante o tus pies en la tierra, aprovecha para guardar lo positivo del día o plantearte que te gustaría cambiar y antes de entrar en casa, respira y déjalo en la puerta.
  • ·         Antes de entrar en casa toma conciencia de tus tensiones y trata de soltar tu musculatura siendo consciente de ella y relajándola mientras respiras.
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  •       Si quieres, aprovecha este mismo instante, para llevar tu atención a la respiración, para tomar conciencia de lo que acabas de leer y cuando estés preparado sigue con tu día.
Recuerda la cita “El ayer es historia, el mañana un misterio y el hoy es un regalo, por eso se llama presente”
Alicia Martín Pérez
AMP Psicólogos

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