miércoles, 2 de abril de 2014

Orientaciones para padres de niños superdotados


Continuando con el artículo publicado la semana pasada, en el que hacíamos una descripción de las características más frecuentes que nos ayudan a diferenciar a los niños superdotados del resto, esta semana aportamos unas sugerencias de actuación.
En primer lugar queremos resaltar la comprensión de lo que se ha llamado "Disincronía evolutiva". Con ella se pone de relieve el hecho de que, así como la capacidad intelectual del superdotado evoluciona rápidamente, no lo hacen otras áreas de su funcionamiento, especialmente, la emocional. Por tanto, el niño superdotado por muy inteligente, maduro y comprensivo que se muestre, no deja de ser emocionalmente un niño con las necesidades afectivas que le corresponden a su edad cronológica.
Así mismo, pese a sus altas capacidades de comprensión del entorno social, pueden sufrir cierto rechazo por parte de otras personas. Con frecuencia son etiquetados como "sabelotodo". Deberemos estar atentos a cualquier tipo de marginación por parte de los iguales dado a que ello incide directamente en su autoestima.
Estos niños tienen mayor necesidad de expresar y ser escuchados. Frecuentemente se sentirán abrumados por situaciones que no entienden o no les parecen lógicas o justas. Ayúdelo a analizar las cosas desde la tranquilidad pero también desde la veracidad ya que ellos no aceptaran las explicaciones de circunstancias o vagas.
Es especialmente importante el mantenimiento de un entorno emocional estable y seguro, que les permita sentirse acompañados y comprendidos.
 En relación al aprendizaje, es bueno que aprovechemos todo el potencial que tienen estimulando su aprendizaje. No obstante, debemos evitar presionarles e imponerles metas demasiado elevadas. Hay que animarle a aprender fomentando su creatividad.
Es importante que tengamos presente su incansable necesidad de saber más. Su potente mente necesita canalizar esa energía. A tal efecto proporciónele acceso regulado a diferentes fuentes de información tales como libros, ordenadores, internet, enciclopedias, etc. Debemos apoyar sus intereses y pasiones en la medida de lo posible, evitando imponerle un futuro desde nuestras expectativas. Es conveniente que planifiquemos y compartamos con él viajes, visitas a museos, cine, teatro, exposiciones científicas, lugares históricos, etc.
Los problemas que con mayor frecuencia se encuentran asociados a la alta inteligencia son: aburrimiento, desmotivación, apatía, aislamiento, falta de empatía. A veces, también, aparece sintomatología depresiva y ansiosa expresada mediante repetidas somatizaciones (dolores de barriga, nauseas, problemas de sueño, etc.).
Para jugar y trabajar en casa prefieren aquellos juegos o actividades que supongan un cierto esfuerzo mental, de ingenio y creatividad. Por el contrario se aburrirán con juegos demasiado simples o independientes de sus propios recursos.
En relación a problemas propios del día a día, es preferible evitar cualquier tipo de comparación con hermanos, familiares u otros. Es mejor no favorecer o elegir al niño para algo simplemente por su condición de superdotado. Esto suele causar celos entre los hermanos, rivalidad y rechazo con sus iguales.
En esta línea, debemos enseñar disciplina y poner límites a sus conductas como lo haríamos con cualquier otro hijo.
Finalmente, creemos que es importante matizar que puede que como padres o familiares de un niño superdotado no sepamos exactamente cómo actuar en determinadas situaciones. Esto se considera normal, teniendo en cuenta que no sólo se trata de un niño especial y con sus características temperamentales, sino que además nos encontramos ante una circunstancia poco frecuente que marcará diferencias, tanto en la forma de ser del niño, como en las pautas de crianza de los padres. En caso de no estar seguro de estar tomando las mejores decisiones como padres, es importante dejarse aconsejar por especialistas.

Magdalena Sáenz Valls
Alicia Martín Pérez