jueves, 27 de marzo de 2014

Sospecho que mi hijo es superdotado


Comenzamos una serie de dos artículos dirigidos a abordar el tema de las altas capacidades intelectuales en la infancia, o lo que más comúnmente se conoce como superdotación. En el artículo presente, aportaremos una descripción de las características de los niños con altas capacidades, y en el segundo, aportaremos sugerencias para padres.
La superdotación y las altas capacidades son conceptos todavía controvertidos y no exentos de polémica respecto a su significado, evaluación e intervención.
Muchos padres sospechan de altas capacidades en sus hijos pero no siempre estas se confirman. Hay que diferenciar, entre niños precoces (respecto a su edad cronológica), niños con talento en ciertas áreas (música, dibujo, etc.), niños con altas capacidades y niños con superdotación.
En un principio, se consideró que eran superdotados, aquellos niños que superaban considerablemente a la media en los resultados de los tests de inteligencia. Así, si lo normal era situarse en una puntuación de 100, se identificaba como superdotados a los niños con puntuaciones superiores a 130. Este criterio basaba sus apreciaciones sólo en la consecución de un determinado nivel intelectual medido mediante pruebas específicas.

Hoy en día, sabemos que la superdotación incluye, además, una serie de características y capacidades que van más allá de un simple número.

En las primeras etapas evolutivas, podemos sospechar que nuestro hijo tiene una alta capacidad intelectual, cuando su desarrollo es muy avanzado en relación a los logros esperados a una determinada edad. Más adelante, los niños superdotados de edades comprendidas entre dos años y medio y cinco años y medio pueden presentar las siguientes características:
a) Desarrollo avanzado: Se anticipa las habilidades motrices, el lenguaje, etc. Siente interés rápidamente por los libros y algunos de ellos pueden ser lectores precoces.
b) Interés por el aprendizaje: El aprendizaje se asume con gran facilidad. Pueden mostrar áreas de interés concreto sobre temas sociales, de la naturaleza, sobre el universo u otros buscando activamente información.
c) Precaución y temores: Debido a su carácter analítico y necesidad de ir más allá, pueden mostrarse cautelosos ante nuevas situaciones.
d) Sensibilidad: Gran empatía respecto a temas como el maltrato a personas o animales, la injusticia social, etc.
e) Desarrollo desigual: Su desarrollo no sigue un curso homogéneo en las diferentes áreas. Algunos autores hablan de “disincronía evolutiva” para explicar las discrepancias entre el desarrollo de su capacidad intelectual respecto de otras áreas como la conductual y, especialmente, la emocional.
f) Capacidad precoz para diferenciar entre realidad y fantasía: Son niños que se plantean antes que el resto cuestiones como la inevitabilidad de la muerte y hacen preguntas recurrentes acerca de historias o cuentos para asegurarse de lo que puede o no ser real o suceder.
g) Interés temprano en cuestiones morales o sociales: Presentan una especial sensibilidad o conciencia acerca de problemas sociales, desigualdades, injusticias, temas como la guerra, el medio ambiente, la contaminación, etc.
h) Mayor poder de razonamiento y manipulación: Los niños superdotados utilizan como principal herramienta comunicativa el lenguaje. Ello, unido a su capacidad de comprensión y razonamiento lógico, los hacen muy proclives a defender con todo tipo de argumentos sus reivindicaciones, demandas o, a veces, caprichos.
i) Habilidades Sociales: Su alta capacidad intelectual, puede desarrollar en ellos unas capacidades innatas de liderazgo en su grupo. No obstante, desde muy pequeños, pueden verse a sí mismos, como diferentes a los demás. Su sofisticado vocabulario, su sentido del humor, su perfeccionismo y, sobre todo, la constatación de que sus intereses especiales no son compartidos por sus compañeros, pueden dificultar en gran medida la integración en el grupo. Estos problemas pueden agravarse a medida que el niño crece y se acerca a la adolescencia, aumentando sensación de rechazo, incomprensión y baja autoestima.
j) Perfeccionismo: Con mucha frecuencia, necesitan profundizar en todos los aspectos de los temas de su interés y lo hacen con una avalancha de preguntas que pueden resultar agotadoras para los padres e impertinentes para los maestros. Cuando no alcanzan las metas u objetivos que se han propuesto, suelen frustrarse y sentir gran desasosiego y ello puede conducirles a rehusar o abandonar la tarea antes que a rebajar el objetivo que se han impuesto.
Por tanto, concluimos que la identificación de un niño como superdotado, ha de hacerse teniendo en cuenta, tanto el resultado que obtenga el niño en una prueba o test de inteligencia fiable y administrado por un profesional competente, como la presencia de algunas características especiales en su forma de relacionarse con el mundo, sus actitudes e intereses.


Magdalena Sáenz Valls
Alicia Martín Pérez
http://www.psicologosaranjuez.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario