¿NOS AFECTA EL ESTRÉS A
TODOS POR IGUAL?

Conviene
señalar, que si bien en el lenguaje coloquial tiene una connotación negativa,
el estrés, en realidad es una respuesta adaptativa, sana, que nos permite
resolver nuestro día a día. Es el término distrés el que se emplea cuando
supone un deterioro o genera problemas.
Una
cuestión crucial que se plantea en el ámbito científico es ¿por qué si todos
estamos sometidos a estresores no todas las personas desarrollan trastornos
psicológicos?, ¿Por qué hay personas que resuelven de manera adecuada las
circunstancias más doloras y penosas, mientras que otros se ven desbordados por
pequeños inconvenientes?.
Las
respuestas han ido orientadas a valorar las siguientes causas:

·
La respuesta del sujeto: la manera de afrontar
las experiencias vitales, tanto positivas como negativas, son clave para generar
fortalezas o debilidades.
·
Las características de personalidad: factores
individuales estables que propician determinado tipo de respuestas repetidas,
que de ser inadecuadas generan estilos desadaptativos.
Los trastornos
más comúnmente asociados con el estrés se pueden categorizar en tres bloques y
pueden darse por separado o de manera combinada:
- Psicosomáticos:
palpitaciones, dolores de cabeza, trastornos digestivos, problemas de sueño, alergias,
alteraciones menstruales, dificultades de concentración…
- Conductuales:
aislamiento social, conductas impulsivas o agresivas, irritabilidad, incremento
del consumo de sustancias adictivas, bajo rendimiento en el trabajo,…
- Emocionales:
impaciencia, ansiedad, sentimientos de soledad, sensación de impotencia, estado
depresivo,…
Distintos
estudios han identificado una serie de características personales, que se
pueden aprender y por tanto desarrollar, como las claves para aumentar nuestras
fortalezas frente al estrés:
*Optimismo: creer que uno obtendrá buenos
resultados en la vida, anticipando consecuencias positivas.
*Vitalidad: experiencia subjetiva de energía.
*Entusiasmo: motivación y compromiso en el
afrontamiento de las tareas cotidianas.
* Perdón: capacidad de sobreponerse al daño
ocasionado por otros.
*Gratitud: capacidad de reconocer y apreciar los
aspectos positivos de la vida, de recibirlos como un regalo.
Si te
encuentras entre aquellos que han desarrollado estas características personales
puedes sentirte afortunado, de alguna manera estás “vacunado” contra el estrés.
Si no es así, éste es un buen momento para comenzar a potenciarlas, puedes
hacerlo por ti mismo, pero si no sabes cómo, no dudes en consultar con un
psicólogo que te oriente.
Alicia Martín Pérez
AMP Psicólogos Aranjuez
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