El inicio del curso supone un momento muy
importante en la vida de niños y padres. Implica un cambio, una evolución y una
ruptura con el curso anterior. Así como a nivel académico se plantean nuevos
retos y objetivos que potencian la adquisición de habilidades más complejas, a
otros niveles educacionales, es interesante también promover avances.
En casa, es importante
adaptar el nivel de exigencias de los padres a las posibilidades y destrezas de
cada niño, así como a lo esperado a su edad. Un estilo de crianza basado en la exigencia positiva
considera que los padres deben tener en cuenta las capacidades del niño y ayudarle a ser cada vez más autónomo y
a afrontar nuevas situaciones como parte normal de su crecimiento. En este
aspecto, no hay que olvidar ser tolerantes
con los fracasos propios de todo proceso de aprendizaje al inicio y animar a
nuestros hijos a desarrollar iniciativas. Por ejemplo, si este año le
invitan por primera vez a dormir a casa de un amigo, le dejaremos ir aunque
sepamos que tendremos que ir a buscarlo a mitad de la noche, o le dejaremos
ducharse solo, aunque sepamos que tendremos que volver a aclararle la cabeza.
Por lo que respecta al
estudio, que suele ser una preocupación importante para padres, lo
fundamental es crear unos hábitos. Este objetivo debe plantearse como algo progresivo, por lo que
se partirá de unos mínimos que se irán incrementando poco a poco a medida que las
semanas y el nivel de exigencia de curso vayan avanzando.
Es
conveniente centrarse en establecer unos horarios y unas rutinas fijas, es
decir, unas horas de inicio y de finalización estables y, a ser posible, todos
los días igual. El niño aprende a organizarse mejor si se le presenta una secuencia de actividades (por ejemplo, sentarse
a hacer las tareas después de merendar) que siguiendo sólo las horas del reloj.
Es importante tomar conciencia que el objetivo no es tanto ayudarle
concretamente en las tareas, sino enseñarle a ser autónomo y que se pueda
organizar solo.
Desde
el principio, y sobre todo en casos de dificultad y con profesores nuevos, los
padres deben estar bien informados de todo lo relacionado con el centro escolar
de sus hijos. No sólo en relación con las notas, sino también en lo referente a
sus relaciones con compañeros o profesores.
En
la planificación de las actividades que van a realizar los niños durante el
curso, nos gustaría hacer espacial hincapié en la importancia de la actividad
física. Existen estudios que ponen de manifiesto la relación entre la práctica
del deporte de los menores y su mayor fortaleza psicológica, lo que conlleva un
mejor manejo de la ansiedad y el estrés. En esta línea, el deporte supone una
válvula de escape en la rutina de las obligaciones, por no hablar de los claros
beneficios que tiene para la salud y el desarrollo, no sólo físico, sino
también socio-afectivo.
En
resumen, animamos a plantear el nuevo curso como una nueva etapa en la que se
puede promover en nuestros hijos el aprendizaje de nuevas habilidades y
destrezas que los ayuden a convertirse de hecho en un poco más “mayores”.
Magdalena Sáenz Valls
Alicia Martín Pérez
AMP Psicólogos Aranjuez
www.psicologosaranjuez.com