La sexualidad y la
afectividad son dos aspectos muy importantes en la educación de nuestros hijos,
tanto a lo largo de su infancia como en su adolescencia. Pero a veces, padres y
madres no sabemos muy bien cómo actuar ni qué decir por miedo o por desconocimiento,
y entonces es frecuente dejar de lado este tema confiando en que nuestros hijos
lo resuelvan por sí mismos o, en el mejor de los casos, en la escuela.
Muchos de los padres de hoy en día han crecido en familias en las que,
de un modo u otro, la sexualidad no se trataba correctamente (era sancionada o
simplemente ignorada). Personas muy preparadas que pueden hablar de cualquier
tema, cuando se trata de la sexualidad se ruborizan o se sienten incómodas. La
herencia cultural de rechazo o de recelo al cuerpo y a la sexualidad, crea
ciertos miedos y temores que en ocasiones nos impiden ser realistas y objetivos
a la hora de afrontar estas cuestiones.
Precisamente por ello, hemos de procurar no caer con las nuevas generaciones en estos mismos errores, y para ello es necesario que empecemos por prepararnos para tratar estos temas de una forma más adecuada.
Es conveniente hablar de sexo con tu
hijo desde el momento en que él empiece a conocer su cuerpo y a nombrarlo. De
esta forma satisfacemos su curiosidad, además de aumentar la intimidad y la
afectividad, abrimos caminos para que se pueda discutir en casa sobre cualquier
tema, y damos al niño la seguridad de que sus padres siempre tratarán de
responder a sus preguntas.
Las principales dificultades que suelen manifestar los padres en torno a tratar el tema de la sexualidad con sus hijos son las siguientes:
- Miedo a no saber responder las preguntas de los niños. En realidad lo que quieren los niños sobre estos temas es poder hablar, conocer lo que pensamos, cómo enfocamos determinadas cuestiones, que les ayudemos a situar los límites, etc. En ocasiones, los niños no buscan información específica, sino más bien lo que tiene que ver con las emociones y los sentimientos.
- No saber cómo enfocar la conversación. Muchos padres no saben "sacar" estos temas sin que se conviertan en una especie de asalto directo, que intuyen que el niño evitará, posiblemente porque no haya una experiencia anterior de diálogo sobre los mismos.
- Sentimiento de vergüenza. A veces padres y madres evitan hablar sobre sexualidad porque creen que los hijos les preguntarán sobre cuestiones de tipo personal. La intimidad de los padres, en tanto que pareja, no debe pertenecer más que a ellos y así se debe comunicar a los hijos si estos intentan adentrarse en este territorio.
- Miedo a que el niño tenga una opinión diferente. Es evidente que hay diferentes cuestiones en las que padres e hijos pueden pensar diferente, pero evitar el tema sólo evidencia la incapacidad para el diálogo.
Algunos
consejos prácticos que pueden ser de ayuda para tratar estos temas con los
hijos son los siguientes:
·
Actúa con tranquilidad. Cuando tu hijo te haga preguntas sobre sexo y otros temas complejos, lo
mejor es contestar de la manera más tranquila y directa posible para que no
piense que es vergonzoso hablar de ello. Aprovecha momentos de tranquilidad con
tu hijo para conversar sobre el tema.
·
Da explicaciones sencillas. En general, para los niños las mejores respuestas son las más breves y
sencillas. Por ejemplo si quieren saber de dónde vienen, les puedes decir: “Te
formaste en la barriga de mamá y ahí creciste hasta que estuviste preparado
para nacer". Hay niños que se muestran satisfechos con respuestas
llamativamente sencillas, mientras que otros quieren saber más y hacen
preguntas más complejas. En cualquier caso, es importante contestar a sus
preguntas mientras sigan demostrando interés, pero no es necesario brindar
demasiada información.
·
Es recomendable que nombres
correctamente las partes del cuerpo que menciones (pene y vagina). Así
eliminarás la noción de que los temas sexuales están prohibidos o son
vergonzosos.
·
Fomenta su confianza en ti. No importa lo que te pregunte, procura no reaccionar bruscamente. Tampoco
es adecuado evitar la conversación, ya que el niño puede interpretar que sus
preguntas son tabúes, y que es malo por pensar en esas cosas. En lugar de
reprochárselo o distraerlo, elogia su interés y al final de la conversación motívalo
haciéndole saber que te gusta que te pregunte sus dudas y que puede hacerlo
siempre que quiera.
·
Aprovecha cada oportunidad. No tienes que esperar a que tu hijo empiece a hacerte preguntas. Es
probable que ya le hayas enseñado algo sobre sexualidad y reproducción
apuntando al nacimiento de algún bebé de la familia, el hermano de un amigo, o
los cachorros de vuestra mascota. Existen también muchos libros y videos
infantiles que te pueden ayudar a explicarle qué es la sexualidad y cómo nacen
los bebés.
·
Enséñale el significado de
"privacidad". Tu hijo es capaz de entender que todos
tenemos derecho a la privacidad, y también puede aprender que cuando la puerta
de tu habitación está cerrada, tiene que tocar antes de entrar. Asegúrate de
hacer tú también lo mismo cuando la puerta de su habitación esté cerrada. Dependiendo
de la etapa evolutiva y de su edad, algunos niños no se muestran muy interesados
en tener privacidad (puede que hasta prefieran tener compañía cuando van al
baño), pero entenderán mejor la norma de llamar a la puerta antes de entrar, si
tú también la respetas.
A modo de conclusión, consideramos que es muy importante que padres y madres se sientan cómodos tratando el tema de la sexualidad con
sus hijos, ya esto les dará la oportunidad de desarrollar una faceta más de su
vida, y les permitirá establecer vínculos de comunicación y afecto que perduren
a lo largo de su desarrollo.
Este objetivo se logrará con más facilidad en la medida en que se
reduzcan en lo posible los miedos, temores y todo tipo de sensaciones y estados
de ánimo negativos torno a la
sexualidad, para lo cual es recomendable su tratamiento educativo desde los
primeros años.
Magdalena Sáenz Valls
Alicia Martín Pérez