jueves, 13 de febrero de 2014



DEL AMOR Y DE LOS CELOS





No es raro escuchar frases como “Estoy celoso porque te quiero” o “Los celos son un signo de amor”. Sin embargo, el amor y los celos son dos emociones distintas. Mientras que en el primer caso, se trata de una experiencia basada en la libertad, la segunda es una experiencia que se basa en el control.
Una relación de amor se sustenta en la confianza, en el respeto, en querer agradar al otro y en el derecho a elegir. Sin embargo, los celos consisten en la necesidad de poseer al otro, de tenerlo en exclusiva y en el miedo a perderlo o ser abandonado.



Los celos son una emoción compleja y una experiencia humana universal, están presentes en todas las culturas.



Ahora bien, no todos los celos son patológicos. Dependerá de la intensidad de los mismos y de su forma de manifestarse.

Una cierta dosis de celos, lo que podríamos llamar “celos normales”, podría cumplir una función positiva y ejercer hasta cierto punto un efecto protector en la pareja, ya que se le hace saber al otro que es importante y valioso. Pero, cuidado, estas emociones no tienen que suponer ningún problema para ambos miembros de la pareja.

Cuando los celos son exagerados y se pasa a controlar lo que hace la pareja, pueden resultar completamente destructivos, para el que los padece, para el otro y por supuesto para la pareja.

Los celos patológicos se caracterizan por los siguientes aspectos:



·         A nivel emocional, aparece ansiedad, inseguridad, agresividad, tristeza y sentimientos de culpa.

·         A nivel cognitivo, surgen pensamientos intrusivos, preocupación y un miedo desmesurado a la infidelidad de la pareja (real o imaginada).

·         A nivel conductual, se llevan a cabo rituales compulsivos encaminados a controlar al compañero/a y obtener señales de seguridad y tranquilización.



Estos pensamientos y sentimientos provocan un gran sufrimiento en la persona celosa pero es cuando se pasa al plano de la conducta cuando verdaderamente afecta a la pareja y a la relación.

Frente al miedo a perder al compañero, la persona celosa pasa a controlar cada movimiento de su pareja. Controlan su móvil, sus llamadas telefónicas, espían su correo electrónico, les prohíben salir con amigos, llevar determinado tipo de ropa, les acusan de provocar o querer seducir a otros, se enfadan si comparten su tiempo con otras personas, analizan exhaustivamente cada gesto de su pareja…buscando indicios para asegurar la fidelidad o encontrar pruebas que demuestren que existe una aventura.

La persona celada pasa entonces a justificar cada movimiento que hace, reduce y/o extingue por completo su círculo social, da explicaciones interminables…tratando de tranquilizar al otro. No obstante, la tranquilidad conseguida dura muy poco, y pronto vuelve a surgir el miedo y la necesidad de control por parte de la persona celosa.

Así pues, cada vez son mayores los sentimientos de inferioridad, la baja autoestima y la dependencia y la relación de pareja está más deteriorada, pudiendo llegar a producirse, en los casos más extremos, situaciones de violencia.



¿Qué podemos hacer para superar los celos?



·         La persona celosa tiene que darse cuenta de que lo es. Analizar en qué momentos surgen los celos, qué piensa, siente y hace en esas situaciones.

·         Mantener una comunicación adecuada con la pareja. Analizando pensamientos, sentimientos y conductas pueden descubrirse grandes errores de interpretación.

·         Cuidar la relación de pareja. Cultivar el diálogo, el respeto, la confianza y dedicar un tiempo a hacer cosas juntos.

·         La persona celada ha de darse cuenta de que consentir que la controlen, limitar su vida, el exceso de amoldamiento y sumisión para evitar el conflicto y el malestar de la otra persona,  no calma en realidad los sentimientos de inseguridad sino que a largo plazo, los agudiza.



Cuando la persona celosa siente que la única forma de calmar su ansiedad es buscando pruebas constantemente, la pareja va viendo limitada su vida y los intentos de resolver este problema no fructifican es recomendable buscar ayuda profesional. En este sentido los psicólogos pueden enseñar a la pareja a manejar sus pensamientos, emociones y conductas y de esta manera resolver este problema que puede llegar a convertirse en verdaderamente limitante.




Paloma Suárez Valero.
Alicia Martín Pérez.
www.psicologosaranjuez.com



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