viernes, 26 de mayo de 2023

LAS EXPECTATIVAS


 

Podríamos definir las expectativas como un conjunto de creencias, fuertemente asociadas a estados de ánimo, sobre como van a ser las cosas o las circunstancias de la propia vida, que tienen el poder de guiarnos en la toma de decisiones, en la forma de comportarnos y en la regulación de los estados emocionales. Éstas suelen ser conscientes y bien estructuradas en nuestra mente, pero en muchos casos se manifiestan de manera más sutil.

            Generar expectativas es una de las estrategias que tiene nuestra mente para aumentar la sensación de control sobre el futuro, de reducir la incertidumbre y de generar el sentimiento de que estamos bien orientados en nuestras acciones. Por tanto, es más frecuente generarlas que vivir sin que estén presente en nuestro repertorio mental o emocional. Así, surgen



expectativas sobre nosotros: nuestro funcionamiento, los logros que podemos conseguir; sobre los demás: cómo se comportarán; y sobre las cosas o circunstancias de la vida: que nos pasará o cuales serán los resultados de nuestras acciones. De alguna manera nos sitúan en una evaluación de qué merece la pena o no.

            Cuando éstas son positivas pueden ser una fuente de motivación, un impulso a mejorarnos, a aprender o emprender, tanto a nivel personal como profesional. Nos ponemos más fácilmente en marcha si creemos que vamos a obtener buenos resultados, nos sentimos más cerca de aquellas personas que pensamos que se van a guiar de forma similar a la nuestra o que nos van a aportar bienestar. Y cuando son negativas pueden actuar como grandes boicoteadoras, suponiendo un lastre. Nos cuesta mucho llevar a cabo aquellas acciones que asociamos a consecuencias imprevisibles o que no nos agradan.

            Pero, pueden ser perniciosas cuando no están ajustadas a la realidad, a nuestras posibilidades o capacidades. Generar expectativas excesivamente altas puede generar estrés y nos llevará inevitablemente a la decepción y generarlas excesivamente bajas puede resultar desmotivador.

            La cuestión principal es que no dejan de ser pensamientos y NO realidades. Pero nos aferramos a ellas, es decir estas creencias se convierten en certezas, si yo creo que algo me va a salir bien, ha de salir bien. Esta circunstancia es una gran fuente de malestar e infelicidad, genera frustración y sufrimiento, porque impide que vivamos abiertamente sabiendo adaptarnos a lo que en realidad ocurre, que disfrutemos del camino al estar excesivamente aferrados a las metas, que vivamos en presente, que es en definitiva lo único que vivimos (el pasado pasó, el futuro aún no existe).

            Son muchas las creencias y los mensajes que recibimos que, en un intento de generar motivación, nos hacen más vulnerables en la tarea de lidiar con nosotros, los demás y nuestras circunstancias. Cuántas veces se utilizan expresiones como: “si me esfuerzo conseguiré lo quiero”, “el que la sigue la consigue”, “los demás te pagarán con la misma moneda”, “si otros lo hacen o lo tienen, yo también puedo”, “si piensas en positivo, atraes lo bueno”, y tantas otras. Estas ideas pueden ser fuente de grandes decepciones, porque nosotros nos aferramos a ellas, pero no hay nada atado y firmado sobre como van a ser las cosas.

            Resulta inevitable generar cierta dosis de expectativas, el problema radica en que nos aferramos a ellas, en lugar de disfrutar, valorar y agradecer todo aquello que nos vamos encontrando por el camino.

Por ello, es importante tomar conciencia sobre nuestras expectativas, saber ajustarlas a la realidad, a nuestras competencias y aprender a utilizarlas como un foco motivacional, pero siendo capaces de distanciarnos, de tomar perspectiva. Aumentar nuestra apertura a aquello que esté por venir. Recorrer el camino experimentando de la mejor manera cada paso. Generar flexibilidad para adaptarnos y recuperarnos cuando las cosas no salgan como teníamos previsto. Cultivar la gratitud: Si lo pensamos, todo lo que nos llega tenía que llegar, aunque a veces no sea del todo de nuestro agrado.

Gracias por leerme

                                                 

                                    Alicia Martín Pérez. Psicóloga Clínica     

                                    AMP Psicología   www.psicologosranjuez.com