A la mayoría de las personas nos gusta
recibir el aprecio de los demás y ser valorados positivamente por nuestro
entorno. Esta cualidad cumple una importante función social, ya que nos permite
aprender a identificar los estados emocionales de otros, sus necesidades y
preferencias y actuar en consecuencia, facilitando las interacciones sanas, la
ayuda, cuando es necesaria, generando bienestar tanto en los demás como en
nosotros mismos.
Sin embargo, en ocasiones la aprobación
se experimenta como una necesidad que condiciona nuestra vida, que nos obliga a
anteponer las opiniones o intereses de los otros a nuestros propios criterios.
Algunas señales que pueden indicar que
se es víctima de la necesidad de aprobación son las siguientes:
·
Cambiar
de opinión en función del interlocutor.
·
Preocupación
excesiva o enfado cuando alguien muestra desacuerdo.
·
Malestar
en situaciones sociales y tendencia a permanecer callado por no sentirse a “la
altura”.
·
Perfeccionismo.
·
Anteponer
los intereses de los demás a los propios.
·
Preocupación
excesiva por la imagen, cuidado en las formas, que hace perder espontaneidad y
naturalidad.
·
Preocupación
por lo que los demás piensen o digan de uno.
·
Rumiaciones
sobre las conversaciones mantenidas para comprobar si el comportamiento ha sido
adecuado.
·
Identificación
de las críticas o desacuerdos como rechazos.
·
Evitación
de situaciones en que se piense que los demás van a estar especialmente pendientes.
·
Incapacidad
para “decir NO”, ante peticiones de los demás aunque supongan una seria
limitación en el cumplimiento los propios intereses.
Tras estas actitudes se esconde el miedo
al rechazo, la baja autoestima, la inseguridad y una serie de pensamientos
negativos sobre uno mismo, sobre el juico que los otros pueden hacer y sobre las
terribles consecuencias que pueden derivarse de no agradar a todo el mundo. Es
importante recordar que:
o
Cada
persona es diferente, esto supone un enriquecimiento y una fuente de
aprendizaje. Acepta la diferencia.
o
Que
alguien muestre discrepancia o haga una crítica, solo significa que no está de
acuerdo con algo, NO que te rechace como persona. Además, si alguien muestra
rechazo abiertamente, tal vez, no merece la pena.
o
No
podemos gustar a todo el mundo, por mucho que hagamos.
o
Nadie
es más que nadie.
o
Las
personas espontáneas y abiertas reciben más aprobación.
o
Al
buscar gustar a todo el mundo nos perdemos a nosotros mismo.
o
La
felicidad depende de uno mismo, no de lo que los demás piensen.
o
Es
importante cuidar bien a los demás, nuestro aspecto, las normas del grupo, pero
sin olvidarse de uno mismo.