martes, 28 de noviembre de 2017

HOLA DICIEMBRE



                                                                               Diciembre. ¿FELIZ NAVIDAD?
 Entramos en el mes de diciembre con el frío, el estupendo puente y como no con las amadas por unos, temidas por otros y hasta odiadas por algunos, Navidades. Un mes en el que se concentran muchos gastos, actividades y relaciones sociales, que puede resultar muy gratificante o cargarnos en exceso, que puede dar lugar a proporcionarnos ciertos caprichos o arruinar nuestro bolsillo.

¿Qué podemos hacer para acabar el año con mayor sentimiento de plenitud y satisfacción?. Tanto para quienes están dispuestos a disfrutar plenamente de las fechas que se avecinan como para aquellos que preferirían borrar este mes del calendario hemos elaborado una serie de recomendaciones que pueden ser útiles y que abordaremos en distintas áreas significativas en estas fechas.

Con amigos y familia:
·         Busca un momento para dedicar a cada una de las personas significativas para ti, puedes hacerlo en reuniones grupales o de manera individual.

·         Selecciona aquellas actividades que puedas organizar, y convoca a aquellos que te importan. En estas ocasiones, aunque parece que la época nos exige grandes preparativos, atiende a tus necesidades y posibilidades, las cosas sencillas son bienvenidas y lo importante es compartir momentos especiales. Es mejor hacer algo sencillo que podamos, que cargarnos con algo muy costoso que nos suponga mucho esfuerzo o que al final evitemos. 

·         Participa en lo que hacen los demás. Si tienes muchos compromisos, elige aquello que más te satisfaga, teniendo también en cuenta las necesidades de los otros. 

·         Vigila tu presupuesto. No hace falta ir a todas las cenas, también se puede tomar un café. Tampoco hace falta que ser el último de la fiesta, te puedes retirar antes. Realizando pequeños ajustes, la diferencia en los gastos resulta significativa. 

·         Cuida tu alimentación. En los días no comprometidos procura tomar más verduras, fruta, legumbres cocinadas de forma sencilla, carnes magras y pescados a la plancha, asados o hervidos, evita tomar dulces y alcohol. Tu cuerpo te lo agradecerá.
·         Si eres de los que participan en regalos, “el amigo invisible” puede ser un buen recurso, para no invertir demasiado tiempo y dinero.

Con los niños:
Las Navidades son una época en que la mayoría de los niños disfrutan especialmente, hay vacaciones, reuniones familiares, actividades especiales y por supuesto regalos. Tener en cuenta los siguientes aspectos favorecerá que los menores tengan, en estas fechas, una oportunidad para reír, compartir, relajarse, crecer y guardar experiencias inolvidables.

·         Es un buen momento para compartir, los niños van a recibir nuevos regalos y en todas las casas hay un montón de juguetes nuevos que ya no se usan. Enséñales a apreciar lo afortunados que son y a desprenderse de lo que ya no necesitan. Podéis hacer juntos una recopilación de juguetes en buen estado y donarlos a asociaciones que los entreguen a otros niños.

·         Reparte los regalos entre los distintos miembros de la familia, los niños no necesitan un montón de cosas en cada una de las casas (abuelos, tíos, padrinos….).

·         Intenta no crearles nuevas necesidades, observa qué les puede ilusionar evitando los recorridos por supermercados o el repaso de catálogos de publicidad para que elijan. Si no saben lo que quieren, seguramente es porque están saturados de cosas, elije un buen juego, entradas para un espectáculo, cuentos, cuadernos para dibujar y pintar, algo que favorezca el ejercicio y la actividad al aire libre, como unos patines, una bicicleta o un balón (los niños cada vez son más sedentarios).

·         Fomenta que participen en los preparativos de las comidas, la decoración de la casa (si ese es tu gusto), de la preparación de los regalos (si procede, por edad). Es una buena ocasión para enseñarles a colaborar, además se sienten orgullosos de hacer cosas por si mismos y que luego se las reconozcan. Es sano para ellos ser algo más que los meros receptores de atenciones.

·         Aprovecha las vacaciones para llevar a cabo alguna actividad especial, dentro o fuera de casa, se pueden organizar juegos en familia y con otros niños. 

Seguramente habrá otras sugerencias que se nos quedan en el tintero, pero nos gustaría acabar el artículo con las dos recomendaciones principales:
 
1.    Establecer prioridades. No podemos hacer todo, comprar todo y participar en todo lo que pueda resultar apetecible. Por eso es necesario planificar y definir aquello que es más importante para nosotros y nuestras familias, y dedicar nuestros recursos a que se lleve a cabo de la mejor manera posible. 

 

2.    Evitar dejarnos llevar por “lo que hace todo el mundo” y por la publicidad engañosa (en el sentido amplio), que nos sugiere que comprando más o haciendo más cosas vamos a ser más felices, eligiendo aquello que estimemos más acorde con nuestros valores y necesidades. 
Os deseamos que disfrutéis de este mes de diciembre y que tengáis una Feliz Navidad.
.
Alicia Martín Pérez.
AMP Psicólogos.

lunes, 13 de noviembre de 2017

PERFECCIONISMO



El perfeccionismo, ¿virtud o defecto?

Según la Real Academia Española perfeccionismo viene dperfección e –ismo y lo define como la “tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado”

La perfección podría ser vista como un objetivo noble y digno. Sin embargo, es como la luna, tiene dos caras. La cara brillante ejerce su fuerza de atracción utilizando el reclamo de que si alcanzamos la excelencia demostraremos a los demás que somos exitosos, valiosos y, por tanto, dignos de ser queridos y aceptados.

Pero la perfección tiene una cara oscura, una cara que sólo pueden ver los que se han aproximado demasiado, atraídos por esta falsa promesa. En el lado oculto hay un agujero negro que absorbe la energía de la persona, que la llena de miedos hacia sí misma y hacia los demás, que boicotea su funcionamiento normal con pensamientos y emociones desadaptativos. Es el lado en el que la posibilidad de cometer un error se convierte en una catástrofe, en el que nada es suficiente. A esto se añade una voz crítica, un autodiálogo negativo hiperexigente que provoca dudas y confusión, y la sensación de ser un impostor cuando se consigue algún logro. Los fracasos, percibidos o reales, no son reconocidos públicamente y el perfeccionista los rumia durante horas, buscando las posibles formas de haberlo hecho mejor, generando una gran desconfianza en uno mismo. Cuando esto ocurre pueden aparecer manifestaciones clínicas como ansiedad y/o ataques de pánico, depresión, fobias, bloqueos. 

El perfeccionista se fija metas que están fuera de su alcance utilizando un estándar excesivamente elevado para sí mismo, y veces para los demás. Cualquier cosa menos que perfecta es rechazada y anulada. El remedio a cualquier contratiempo o insatisfacción consiste en trabajar más duro, aumentando continuamente la apuesta, sin percibir que, en realidad, está preparando el camino al fracaso. No existe tal cosa llamada perfección. Sencillamente se coloca en un “escenario de no ganar” ya que sus ambiciones son inalcanzables.

La perfección, como la felicidad, no deberían nunca convertirse en una meta en sí mismas ya que no son medibles ni objetivables. Son estados y, por tanto, efímeros y subjetivos. Lo que para mí es perfecto, para otra persona no lo va a ser. Teniendo en cuenta todo lo anterior, sugerimos algunas medidas para superar el perfeccionismo:

  • Reconocer que nunca nos libraremos 100% de ser perfeccionistas.
  • Ser realista con el establecimiento de metas y acciones. Darse cuenta de que el camino no puede ser recto y perfecto. Lo importante es dirigirse en una dirección positiva y bien intencionada.
  • Ante la voz crítica ("no merezco esto", “yo no valgo”,…), cultivar la autocompasión y el autorreconocimiento.
  •  Ser más justo y flexible con uno mismo.
  • Celebrar el logro y el éxito en lugar de simplemente pasar a la siguiente meta o acción.
  • Recompensar los esfuerzos por alcanzar metas.
  •  Reconocer y trabajar los miedos y las creencias que impiden el progreso: ¿qué miedo está debajo de esa capa de perfección? ¿el miedo al ridículo, el miedo a no ser valorado,…?.
  • Apreciar que el fracaso es una fuente de aprendizaje.
  •   Apreciar que el éxito no equivale a perfecto.

En definitiva, cuidarse de hacer bien las cosas, teniendo en cuenta que cualquier virtud llevada al extremo se convierte en defecto.

Son muchos los casos en que los psicólogos trabajamos con personas que tienen este perfil y que se manifiesta en múltiples dificultades personales. Si considera que su perfeccionismo le está causando problemas no dude en consultar con un profesional, le ayudará a reconducir sus recursos liberándose de las consecuencias negativas. 

Sara Olavarrieta Bernardino. Doctora en Psicología
Alicia Martín Pérez. Psicóloga Clínica
                                                                                       AMP Psicólogos. www.psicologsaranjuez.com