Mostrando entradas con la etiqueta PAREJA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta PAREJA. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de julio de 2015

A.M.P. PSICÓLOGOS : RELACIONES DE AMOR O DE DEPENDENCIA






Las relaciones de pareja se edifican sobre cuatro pilares fundamentales: el compromiso, la amistad, la intimidad y la pasión. La amalgama de todos ellos es el “amor”, que evoluciona
desde el amor pasional a un amor más sosegado que supone cariño,  admiración,
respeto, compañía, compartir…



Estos elementos establecen unos vínculos de unidad que aumentan los recursos individuales para
“salir adelante en la vida” propiciando una mejor vivencia de los aspectos positivos
y un buen apoyo para superar las dificultades.



Pero para que una pareja evolucione de forma sana debe existir un adecuado equilibrio entre lo común y lo individual, entre la dependencia y la autonomía.



Algunos aspectos que contribuyen a que se establezcan relaciones dependientes son los siguientes:
  • La existencia de creencias disfuncionales que perviven en nuestra sociedad relacionadas con el amor romántico como la idea de la media naranja, el esquema de que el amor es sacrificio o la idea de que una vez emparejados debemos profesar un amor incondicional incluso llegando a actitudes de sumisión.
  • Patrones de personalidad dependiente que se caracterizan por temor a lo desconocido y  desconfianza en las propias capacidades, necesitando el concurso de otra persona para resolver las cuestiones
    cotidianas.
  • Por último, el componente “adictivo” del enamoramiento que hace que se liberen endorfinas, serotonina y otras hormonas relacionadas con el placer y el bienestar, y llevan a la persona a mantener
    estas sensaciones agradables a toda costa. Esta circunstancia se ve agravada en relaciones ambivalentes en las que se alternan interacciones positivas con otras desagradables.



Podemos identificar la tendencia a la dependencia cuando se aprecian actitudes como las que se indica a continuación:



  • Miedo a no ser querido.
  • Miedo al abandono.
  • Baja autoestima que conduce a establecer la
    propia valía en base a los demás.
  • Dificultad para tomar decisiones sin el apoyo o
    consejo de otras personas, sobre todo, de la pareja.
  • Dificultad para hacer cosas por uno mismo, falta
    de iniciativa y dudas incluso en las decisiones más sencillas.
  • Poca tolerancia a la crítica que lleva a estar de acuerdo siempre con los demás y mantener una actitud sumisa para no tener que enfrentarse al rechazo.
  • Con respecto a la pareja, necesidad de controlar todo lo que hace.
  • Sentimientos de traición, abandono o rechazo, celos y ansiedad si la pareja reclama sus propios espacios y sus propios tiempos.
  • Idealización de la pareja, considerándola prácticamente perfecta.
  • Necesidad de controlar constantemente a la pareja, ya sea físicamente o a través del móvil, whatsapp,  Facebook…
  • Poner la relación de pareja siempre por delante de la familia, los amigos, las aficiones personales…
  • Permitir faltas de respeto, incluso agresiones verbales o físicas.
  • Comportarse de forma sumisa y complaciente.
  • Recurrir con frecuencia al chantaje emocional.
  • Buscar la exclusividad a toda costa, limitando la experiencia relacional y sentimental al ámbito de la pareja.



Además, es importante señalar que  la pareja del dependiente también sufre los efectos de dicha dependencia, sintiéndose con el paso del tiempo cada vez más encarcelado en la relación, con demasiadas peticiones que atender, renunciando a su propio espacio, asumiendo cosas que el dependiente podría hacer solo pero no quiere o no se siente capaz de llevar a cabo (ir a comprar, visitar familiares, ir al médico, tomar decisiones…). La carga se hace excesiva y la falta de libertad, constante. Con los años surgen problemas y conflictos frecuentes en la relación por las manipulaciones y chantajes del dependiente. Si llega el momento de la ruptura, la pareja tendrá que tomar la decisión ya que el dependiente, al no poder estar solo, preferirá continuar con la relación
aunque no funcione.



Las personas con un apego excesivo no disfrutan las relaciones, se “enganchan” en exceso y pierden la individualidad.



Ahora bien, es posible cambiar la dependencia emocional. Sugerimos las siguientes claves para
conseguirlo:
  • Reconocer que hay un problema. Puede que la relación de dependencia no se establezca sólo a nivel de pareja sino que también esté presente en la interacción con familiares, amigos…
  • Hacer un listado de cosas que has hecho por “amor” y que han sido perjudiciales para ti:
    ¿a qué cosas has renunciado? ¿has permitido faltas de respeto por miedo a ser abandonado? ¿cómo es tu estado emocional?. Recuerda que para una buena salud psicológica es importante cuidar el bienestar personal. Es el momento de empezar a pensar en ti mismo.
  • Reforzar tu autoestima: focaliza tu atención en tus virtudes, márcate pequeñas metas que supongan un reto para ti y movilízate para alcanzarlas, deja de preguntarte constantemente lo que van a pensar los demás, aprende a aceptar las críticas, empieza a tomar tus propias decisiones… Existen muchas estrategias para mejorar la autoestima. Hay muy buenos libros en el mercado que te pueden ayudar o
    recurre a los profesionales de la psicología.
  • Aprender a estar solo: puede que la vida sea mejor con amor pero una cosa es “desear” el amor y otra muy diferente es “necesitar” el amor. Cuando uno se quiere a sí mismo y no depende de los demás es cuando está preparado para querer a otros de una manera sana. Aprende a
    disfrutar de la vida sin pareja. Desarrolla tus habilidades, dedica tiempo a tus aficiones, cultiva tus amistades, viaja, disfruta con las pequeñas cosas…
     
Para concluir, en las relaciones de dependencia se busca en la otra persona aquello que nos falta, en
lugar de hacer un trabajo interno para conseguirlo. En una relación sana, cada persona puede continuar siendo ella misma, al tiempo que crea un espacio para la relación. El amor nace de la libertad mientras que la dependencia nace de la necesidad.



 
La auto-estima, el auto-respeto y el auto-control son básicos para desprenderse de amores
dependientes. La clave es poder vivir sin el otro, sentirse pleno, con un sentido de la vida y estando bien con uno mismo, y desde ahí, podemos elegir libremente querer al otro y crecer a su lado, siempre manteniendo la propia identidad.



Si consideras que puedes tener problemas de dependencia y no sabes cómo superarla la ayuda psicología puede enseñarte a desarrollar los recursos y actitudes necesarios para
superarlo.
 



Paloma Suárez Valero.



Alicia Martín Pérez.



AMP Psicólogos.



www.psicologosaranjuez.com

jueves, 13 de febrero de 2014



DEL AMOR Y DE LOS CELOS





No es raro escuchar frases como “Estoy celoso porque te quiero” o “Los celos son un signo de amor”. Sin embargo, el amor y los celos son dos emociones distintas. Mientras que en el primer caso, se trata de una experiencia basada en la libertad, la segunda es una experiencia que se basa en el control.
Una relación de amor se sustenta en la confianza, en el respeto, en querer agradar al otro y en el derecho a elegir. Sin embargo, los celos consisten en la necesidad de poseer al otro, de tenerlo en exclusiva y en el miedo a perderlo o ser abandonado.



Los celos son una emoción compleja y una experiencia humana universal, están presentes en todas las culturas.



Ahora bien, no todos los celos son patológicos. Dependerá de la intensidad de los mismos y de su forma de manifestarse.

Una cierta dosis de celos, lo que podríamos llamar “celos normales”, podría cumplir una función positiva y ejercer hasta cierto punto un efecto protector en la pareja, ya que se le hace saber al otro que es importante y valioso. Pero, cuidado, estas emociones no tienen que suponer ningún problema para ambos miembros de la pareja.

Cuando los celos son exagerados y se pasa a controlar lo que hace la pareja, pueden resultar completamente destructivos, para el que los padece, para el otro y por supuesto para la pareja.

Los celos patológicos se caracterizan por los siguientes aspectos:



·         A nivel emocional, aparece ansiedad, inseguridad, agresividad, tristeza y sentimientos de culpa.

·         A nivel cognitivo, surgen pensamientos intrusivos, preocupación y un miedo desmesurado a la infidelidad de la pareja (real o imaginada).

·         A nivel conductual, se llevan a cabo rituales compulsivos encaminados a controlar al compañero/a y obtener señales de seguridad y tranquilización.



Estos pensamientos y sentimientos provocan un gran sufrimiento en la persona celosa pero es cuando se pasa al plano de la conducta cuando verdaderamente afecta a la pareja y a la relación.

Frente al miedo a perder al compañero, la persona celosa pasa a controlar cada movimiento de su pareja. Controlan su móvil, sus llamadas telefónicas, espían su correo electrónico, les prohíben salir con amigos, llevar determinado tipo de ropa, les acusan de provocar o querer seducir a otros, se enfadan si comparten su tiempo con otras personas, analizan exhaustivamente cada gesto de su pareja…buscando indicios para asegurar la fidelidad o encontrar pruebas que demuestren que existe una aventura.

La persona celada pasa entonces a justificar cada movimiento que hace, reduce y/o extingue por completo su círculo social, da explicaciones interminables…tratando de tranquilizar al otro. No obstante, la tranquilidad conseguida dura muy poco, y pronto vuelve a surgir el miedo y la necesidad de control por parte de la persona celosa.

Así pues, cada vez son mayores los sentimientos de inferioridad, la baja autoestima y la dependencia y la relación de pareja está más deteriorada, pudiendo llegar a producirse, en los casos más extremos, situaciones de violencia.



¿Qué podemos hacer para superar los celos?



·         La persona celosa tiene que darse cuenta de que lo es. Analizar en qué momentos surgen los celos, qué piensa, siente y hace en esas situaciones.

·         Mantener una comunicación adecuada con la pareja. Analizando pensamientos, sentimientos y conductas pueden descubrirse grandes errores de interpretación.

·         Cuidar la relación de pareja. Cultivar el diálogo, el respeto, la confianza y dedicar un tiempo a hacer cosas juntos.

·         La persona celada ha de darse cuenta de que consentir que la controlen, limitar su vida, el exceso de amoldamiento y sumisión para evitar el conflicto y el malestar de la otra persona,  no calma en realidad los sentimientos de inseguridad sino que a largo plazo, los agudiza.



Cuando la persona celosa siente que la única forma de calmar su ansiedad es buscando pruebas constantemente, la pareja va viendo limitada su vida y los intentos de resolver este problema no fructifican es recomendable buscar ayuda profesional. En este sentido los psicólogos pueden enseñar a la pareja a manejar sus pensamientos, emociones y conductas y de esta manera resolver este problema que puede llegar a convertirse en verdaderamente limitante.




Paloma Suárez Valero.
Alicia Martín Pérez.
www.psicologosaranjuez.com