CÓMO CUIDARNOS CUANDO
TENEMOS QUE CUIDAR
En la actualidad los avances médicos y
la mejora de las condiciones de vida han dado lugar a una prolongación
importante de la vida de las personas, lo que lleva asociado el que son muchas
las familias que tienen entre sus miembros a una persona dependiente a la que
atender, durante un tiempo prolongado. En estas circunstancias si la atención y
el cuidado al dependiente no se llevan a cabo de una forma adecuada, puede
surgir el “Síndrome del Cuidador”.
Este síndrome consiste en un estado de
malestar psicológico en el que el cuidador principal ha dejado abandonada su
propia vida en aras del cuidado de una persona dependiente, renunciando a
aspectos importantes de su propia realización personal y prescindiendo de los pequeños
placeres diarios.
Todo esto acaba generando en el cuidador
una carga excesiva que se vivencia tanto a nivel físico (cansancio, migraña,
dolor muscular, problemas de sueño…) como psicológico (ansiedad, depresión,
irritabilidad, desmotivación…) y social (aislamiento, desatención a otros
miembros de la familia, abandono de actividades de ocio…).
A continuación, presentamos una serie de
sugerencias para prevenir la aparición de este problema.
En primer lugar, es importante que en el
cuidado de la persona dependiente se
implique todo el sistema familiar.
Una sola persona no puede soportar toda la carga. Se debe concretar de forma
precisa cuáles son los problemas que plantea el cuidado y la convivencia con la
persona dependiente en el momento presente. De ésta manera, podemos encontrar soluciones concretas a problemas concretos.
Es fundamental tener en cuenta el resto
de responsabilidades familiares, laborales y también de ocio que tiene el
cuidador principal, que también requieren tiempo y energía. En ésta línea, resulta
útil determinar el tiempo que va a dedicar a la atención del dependiente y también planificar
el tiempo que le dedicará a sus otras actividades, a sus relaciones
sociales y familiares.
Las familias que comparten las tareas de
atención al dependiente prestan un mejor
cuidado, se agotan menos y salen reforzadas de las nuevas formas de
relación que se establecen. Para ello se ha de negociar lo que cada uno de los miembros de la familia está
dispuesto a hacer, así como quién será el miembro que se encargue de sustituir
a otro en caso de no poder ocuparse del cuidado en un momento determinado.
En segundo lugar, debemos tener en
cuenta los sentimientos que
nos invaden cuando el cuidado de nuestro ser querido empieza a ser una carga
excesiva. Saber identificarlos y aprender a manejarlos es clave para
sobrellevar esta situación. A continuación proponemos unas pautas de actuación.
Cómo actuar ante
sentimientos de enfado:
·
Pensar que las conductas molestas de nuestro
familiar son un producto de su enfermedad. No tenemos por qué interpretar que
lo hace para molestarnos.
·
Pensar que no es la persona globalmente la que
nos irrita sino un comportamiento determinado en un momento determinado.
·
Es importante reconocernos a nosotros mismos que
estamos enfadados y que además tenemos derecho a estarlo.
·
Expresar abiertamente la ira, la frustración, el
malestar… antes de que nos desborden. Compartir los sentimientos con otras
personas ayuda a aliviarlos.
·
Comentar las propias vivencias, con personas que
están pasando por una situación igual o parecida, ayuda a no sentirse solo.
Como actuar ante sentimientos de tristeza:
·
Identificar momentos y situaciones concretos en
los que nos sentimos tristes. De ésta manera podremos modificarlos en la medida
de lo posible.
·
Evitar sobrecargarse más de lo que podemos
soportar.
·
Dedicar un tiempo a nosotros mismos y a las
actividades que nos resultan satisfactorias nos ayuda a sentirnos mejor.
·
Dedicar un tiempo para sentir. Conocernos nos
ayuda a cuidarnos.
·
No evitar la tristeza. Es normal que exista pero
no debe invadirlo todo.
·
Identificar lo que estamos aprendiendo, el
efecto positivo de nuestra ayuda, los momentos especiales que se comparten. Las
situaciones difíciles tienen un efecto positivo de aprendizaje y superación.
·
Mantener la risa y el sentido del humor.
·
No pretender solucionar todos los problemas a la
vez. Es mejor afrontarlos uno por uno. Nos da una mayor sensación de control y
minimiza la incertidumbre y el estrés.
Como actuar ante los sentimientos de culpa:
·
Pensar en qué momentos y situaciones nos
sentimos culpables.
·
Aceptarlo como una reacción normal y
comprensible.
·
Expresar esos sentimientos con otras personas.
·
Buscar las razones de esos sentimientos
analizándolos desde varios puntos de vista.
·
Admitir las propias limitaciones a la hora de
cubrir todas las necesidades de nuestro familiar.
·
Aceptar nuestros propios errores. Estos errores
son inevitables, todos los cometemos. Tenemos derecho a cometer errores y ser
perdonados por ellos.
Por
último señalar que, en algunas ocasiones debemos
ser capaces de poner límites a algunos comportamientos de la persona
dependiente, como:
·
Las quejas desproporcionadas ante situaciones
que son inevitables.
·
Cuando culpan al cuidador principal por los
errores que comete.
·
Fingir síntomas para conseguir más atención.
·
Reproches injustificados a los cuidadores.
·
Cuando piden más ayuda de la necesaria o que supera
la capacidad del cuidador.
·
Cuando rechazan ayudas técnicas que facilitarían
su cuidado.
·
Los comportamientos agresivos.
Seguir
las pautas proporcionadas ayudará a minimizar los síntomas propios del Síndrome
del Cuidador. Sin embrago, si los síntomas perduran y siente que nos es capaz
de manejarlos por sí mismo, recurra a profesionales y solicite ayuda.
Paloma Suárez
Valero. Alicia Martín Pérez
AMP Psicólogos.
www.psicologosaranjuez.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario