¿Cómo
podemos ser tan racionales en un momento y tan irracionales en el momento
siguiente?. ¿Por qué hay algunas personas que parecen actuar llevados por
estados emocionales sin que la razón forme parte de sus vidas y por el
contrario otras que parecen no verse afectadas por nada actuando de manera
lógica y racional en la mayoría de sus decisiones?.
Sabemos
que razón y emoción no siempre van de la mano, a menudo no actúan de forma
complementaria generándonos problemas de distinta índole.
La
mente emocional es mucho más veloz que la mente racional, capta las cosas de
una vez, como una totalidad simplificando muchos aspectos, supone una especie
de radar que nos alerta, nos serena o nos alegra poniendo en marcha toda una
serie de mecanismos fisiológicos que nos impulsan a la acción. Asimismo, nos
permite sentir si estamos en sintonía con los demás o con las situaciones
generando sensación de acercamiento o rechazo. Esta velocidad puede suponer que
las emociones se apoderen de nosotros y no nos permita responder de forma
adecuada a nuestros intereses personales o sociales.
La mente
racional invierte algo más de tiempo en registrar y responder ante una
determinada situación, identifica más aspectos de la realidad y a su vez hace
una valoración de la propia emoción interviniendo en su regulación.
No podemos
elegir las emociones que tenemos, no podemos decidir qué emoción vamos a tener,
lo único que la mente racional puede controlar es el curso que siguen estas
reacciones.
Ambos procesos
son fundamentales para una buena salud psicológica, cuando uno de los dos
procesos se impone o anula al otro surgen problemas de inseguridad, ansiedad,
dificultad en la toma de decisiones, problemas en las relaciones sociales,
entre otros.
Tradicionalmente
se ha entendido que la inteligencia medida por la competencia académica o por
el cociente intelectual era un indicativo de éxito. Pero ya es sabido que
personas académicamente brillantes o con un alto CI pueden ser pésimos timoneles
de sus vidas.
Hace varias
décadas que se acuñó el término “Inteligencia Emocional” al observar que
aquellas personas más capaces de conocer y regular sus emociones, más hábiles
en captar y entender los sentimientos de los demás, consiguen vidas más plenas
y significativas, ya que estas aptitudes determinan el grado de destreza que
alcanzaremos en el dominio de todas nuestras facultades. Por el contrario,
quienes no pueden gestionar su vida emocional, se debaten en constantes luchas
internas que socavan su capacidad de trabajo y les impiden pensar con claridad,
además encuentran serias dificultades para establecer relaciones personales
significativas.
Pero, ¿podemos
aprender a ser más inteligentes emocionalmente?. Son muchos los aspectos que se
pueden abordar en este sentido, aprovecho este espacio para plantear algunas
sugerencias:
1.
Explora y conoce tus propias emociones. La
capacidad de reconocer un sentimiento en el momento que aparece constituye la
piedra angular de la inteligencia emocional. Aprende a ponerle nombre, utiliza
distintas palabras para los distintos matices, si pensamos, por ejemplo, en la
alegría (una emoción básica) podemos identificarla como felicidad, gozo,
contento, deleite, diversión o satisfacción, entre otros términos.
2. Desarrolla estrategias para regular la emoción.
Escucha lo que sientes y trata de identificar el significado de tus
sentimientos. Identifica qué situaciones, pensamientos o conductas te ayudan a
apaciguar tus estados alterados. Además, busca qué te ayuda a facilitar los
estados que te benefician en la vida.
3. Desarrolla
la capacidad de motivarte.
4.
Párate y escucha a los demás. Aprende a
reconocer las emociones ajenas. La empatía es la habilidad de sintonizar con
los otros, de percibir de manera adecuada cuales son sus sentimientos y
necesidades.
5. Cuida tus relaciones. Las personas con
habilidades sociales sobresalen en la mayoría de las áreas de la vida.
6.
Aprende a ser asertivo. Pon empeño en expresar
adecuadamente tus sentimientos, cuidando que tus derechos se respeten y
atendiendo a las necesidades de los demás.
Si estás
interesado en conocer más acerca de la inteligencia emocional, hay mucha
bibliografía disponible, consulta en tu librería de referencia, asimismo, hay
muchos programas de difusión disponible, eso sí, asegúrate que sean fiables. Si
verdaderamente consideras que puedes tener un problema en este sentido puedes
poner en contacto con un psicólogo clínico o sanitario, te será de gran
ayuda.
Alicia
Martín Pérez
AMP
Psicólogos Aranjuez
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